Odio las palabras porque hacen soñar,
porque no cumplen lo prometido.
Odio todas la palabras
que hacen acordar,
porque roban al futuro
y dejan fijados
a un pasado de remordimiento.Odio las palabras que me dijiste en la playa,
porque no fuiste tú la que hablaba:
el mar profundo,
el sol dominante,
la playa soleada,
las risas de los niños…
ellos hablaban.Odio todas la palabras, excepto
las que no se dicen,
porque hacen hablar
a un corazón enamorado,
a un alma sincera,
a una mente inteligente.La poesÃa del mundo,
el cariño de un perro,
una flor en el invierno,
un beso profundo;
el dÃa después de la noche,
la vida después de la muerte…
ellos dejan hablar.No quisiera que a las palabras
siguieran los hechos,
sino que al hecho cumplido
siguieran las palabras,
inútiles,
pero inocuas.
«Palabras», de Andrea Mucciolo