Welcome to the 21st Century: How To Plan For The Post-Covid Future, interesante artÃculo de Tim O’Reilly con interesantes reflexiones sobre el mundo que estamos viviendo (y viviremos). Algunos extractos del artÃculo:
Ya no podemos seguir basando nuestras estrategias en base a la demanda del consumidor, la globalización, la vida en la oficina y los viajes de negocios, el acceso a talento, crédito o financiación. Hay que pensar el futuro.
La idea no es tanto predecir el futuro si no dar de sà tu forma de pensar.
Imagina un mundo en el que las cuarentenas obligatorias hagan que los viajes requieran meses en vez de dÃas. Adiós a los dÃas de volar miles de kilómetros alrededor del mundo para una escapadita o un viaje de negocios. Viajar se convierte en algo virtual.
Imagina que desaparecen parques de atracciones como Disneyland. Eventos deportivos en estadios desaparecen también. El consumo de deportes se hace desde casa mediante realidad virtual. Los grandes estrenos se enfocan a Netflix o Amazon, en lugar de los cines. Los rodajes se complican y son sustituidos por entretenimiento generado por Inteligencia Artificial. La creatividad artÃstica y el entretenimiento amateur alcanzan una era dorada, en la que las redes sociales hacen llegar dinero y celebridad a nuevas estrellas insospechadas. Muchos negocios funcionan cuando están llenos. ¿Qué sucede con los aviones con la mitad de pasajeros, o con los restaurantes? ¿El tranporte bajo demanda o compartido (Uber)?
¿Y si los trabajos que migran de forma presencial a modalidad en lÃnea hacen que las oficinas ya no sean el lugar principal donde se trabaja? El sector de los locales de negocios se hunde, el mercado residencial de las periferias se dispara. Las nuevas firmas «nativas en trabajo remoto» sacan partido del talento que hay en todas partes, mientras que los viejos modelos de negocio que no se adaptan a esta realidad desaparecen.
El acceso a la enseñanza a distancia de calidad incrementa la insatisfacción por la baja calidad de muchas escuelas presenciales. ¿Cómo afecta a una generación de niños el haber perdido un par de años de socialización?
El siglo XX ha sido el siglo de los antibióticos, el motor de combustión interna, los coches, aviones, la red eléctrica y telefónica universales, las pelÃculas, la radio y la televisión, rascacielos y puentes increibles, las bombas atómica y de hidrógeno, la llegada a la luna, la estación espacial internacional, los contenedores, las comunicaciones por satélite, los ordenadores e Internet.
La pandemia Covid-19 ha sacado a la luz las debilidades de muchas de las cosas que dábamos por aseguradas. Nuestra maravillosa, globalizada, interconectada economÃa resulta ser frágil. Con empresas optimizando para eficiencia financiera en lugar de resiliencia, los desbarajustes en la cadena de suministro se han propagado rápidamente, desde la carencia de iPhones hasta la comida pudriéndose en los campos mientras la gente pasa hambre. Está claro que algo tiene que cambiar.
No es robusto animar a la gente a que pida prestado dinero para que compre cosas que no necesita. No es robusto crear productos diseñados para tirarlos después de unos pocos usos. No es robusto vender a la gente productos que les hacen daño.
Saul Griffith resulta convincente cuando argumenta que la respuesta a la crisis climática tal vez sea la respuesta más robusta a esta crisis de la Covid-19:
«Las pandemias, las grandes depresiones, las guerras… todas necesitan un nivel inusual de estÃmulo económico y creatividad. Solo hay unos pocos proyectos lo bastante grandes como para garantizar el estimulo necesario para hacer frente a las emergencias a esta gran escala. Uno de esos proyectos es construir la infraestructura de cara al cambio climático. Quizás sea el único proyecto capaz de devolver al mundo a la prosperidad después de la Covid-19. Matemos dos pájaros de un tiro: el estÃmulo necesario para resurgir de la Covid-19 se debe dirigir a construir una infraestructura del cambio climático del siglo XXI para la mayor pandemia de todas»