La filosofÃa DevOps parte de tres principios (o sendas) básicas. Especialmente interesante la tercera…
Primera senda: el curso
Los pasos del flujo de trabajo deben ser repetibles, y sus pruebas deben evitar que un error en un paso afecte a los sucesivos. Las optimizaciones en un paso no deben afectar al rendimiento del conjunto del flujo. Las optimizaciones eliminan los cuellos de botella, que dejan parados a los sucesores.
Segunda senda: la opinión razonada
Aportar todo el conocimiento posible al proceso. En primer lugar, de los clientes (externos e internos). Facilitar una comunicación plana y directa, sin etiquetas ni secretismos innecesarios. Integrar el conocimiento en el repositorio. Dar suficiente visibilidad a los problemas.
Tercera senda: aprender experimentando
La innovación requiere una actitud que abraza los fallos como parte del crecimiento. Por ello, la implantación exitosa de la filosofÃa DevOps requiere cultivar una cultura en la que se recompensa económicamente los riesgos que han aumentado el conocimiento (aunque sean riesgos que acaban en fracaso). Como no se teme al error, se integra en el proceso: se introducen fallos sistemáticos para aumentar la certeza de la robustez del sistema. Se anima a intentar hazañas locas y audaces. Se reserva tiempo de proyecto para mejorar el sistema y «amortizar la deuda técnica» acumulada. Abrazar el riesgo permite «liberar» código con frecuencia (de forma controlada), lo cual reduce la latencia de las mejoras y las correcciones (y su coste).