La Raspberry Pi posee una gran versatibilidad, a pesar de su pequeño tamaño y consumo, por eso resulta idónea como media center, servidor de ficheros, pasarela remota… Siempre que uno esté dispuesto a cacharrear un poco: no olvidemos que se pende tal cual, y que tal cual no funciona. Necesitamos como mÃnimo un cable micro-USB para alimentarla y una SD con algún Linux para ARM.
Para un uso cómodo y habitual, resulta recomendable:
- tarjeta inalámbrica USB: TP-Link wireless Nano USB 802.11N, 8 euros
- un replicador de puertos USB con alimentación, que soporte tanto la Raspberry Pi como un disco duro externo de 2.5″: Dlink DUB-H4/E, 15 euros
- tarjeta SD 8GB clase 10: 8 euros
- cable micro-USB a USB: 6 euros
- Carcasa de plástico (via impresora 3D): 3 euros
Total, en los accesorios gastamos 40 euros, lo mismo que cuesta la propia Raspberry. Pero aún asÃ, el total sale por unos 70 euros, bastante competitivo