Ritmo y calidad de trabajo

(…) los tiempos cambian. Allí, donde estoy ahora, se trabaja a todo ritmo (…) cada día levantamos un piso entero (…) todo está organizado, hasta el último detalle.
(…) no puedo soportarlo, eso que hacemos. Va contra la conciencia de un albañil honrado. Demasiada arena en el mortero, ¿entiendes? Aquello aguantará cuatro, cinco años, y después se derrumbará con sólo que alguien tosa. Chapuzas, no son más que chapuzas (…)
Antes era diferente, y me sentía orgulloso cuando hacíamos un trabajo bien hecho. Pero ahora… Algún día, cuanda haya ganado bastante, dejaré mi trabajo y me dedicaré a otra cosa (…)

«Momo», Michael Ende (1983)

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