"(...) mas no soporto a los hipócritas, porque cargan el pesado yugo sobre la cerviz de los humildes y buenos servidores (...) el hipócrita es un milano apostado sobre una roca, acechando a la vÃctima inocente para precipitarse sobre ella (...) Los débiles son hombres y mujeres perdidos en un desierto; no asà el hipócrita, porque conoce el sendero y rÃe en medio de las arenas y los vientos (...)"
Khalil Gibran, «Jesús, el hijo del hombre»